EN diciembre del a?o pasado, para celebrar el 70.° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Sociedad China de Derechos Humanos y la Fundación del Desarrollo de Derechos Humanos de China realizaron conjuntamente un simposio en Beijing. El presidente de China, Xi Jinping, envió un mensaje de felicitación, en el que enfatizó el gran sentido de la Declaración en la historia del desarrollo de la civilización humana y su impacto en la protección de los derechos humanos en el mundo. “La vida feliz de la gente es el mayor derecho humano”, se?aló en dicho mensaje. “En resumen, el desarrollo de China tiene el objetivo de que la vida de cientos de millones de chinos se vuelva cada día mejor”.
La milenaria cultura nutre el concepto de los chinos sobre los derechos humanos. Una vida acomodada, una sociedad que albergue divergencias, una abundancia en la vestimenta y la alimentación, una vida en paz y un trabajo feliz, todas estas aspiraciones han reflejado a lo largo de miles de a?os los buenos deseos del pueblo chino en cuanto a la búsqueda constante de una vida mejor.
Después de la fundación de la República Popular China, y de sufrir varios a?os de guerras, el país se enfocó en solucionar el problema de la supervivencia del pueblo mediante el desarrollo y en esforzarse en hacer realidad el deseo de tener una vida feliz. Gracias a 70 a?os de desarrollo, el poder integral de China ha ido aumentando continuamente y en 2010 logró superar a Japón para situarse como la segunda economía del mundo. En estos últimos 40 a?os de política de reforma y apertura, más de 700 millones de personas se liberaron de la pobreza, más del 70 % de todos los que salieron de la miseria en el mundo. El pueblo chino ha empezado a tener una vida modestamente acomodada. Durante este proceso, los derechos económicos, políticos, culturales, sociales y medioambientales del pueblo chino han sido plenamente garantizados. Según el Informe Nacional de Desarrollo Humano de China 2016, el índice chino se ubicó en el 90.° lugar entre un total de 188 países, puesto que subió al 86.° en 2018, lo que significa que China se ha convertido en uno de los países de alto nivel al respecto.
El Seminario China-Europa sobre Derechos Humanos, realizado en Viena (Austria) el 21 de junio pasado, tuvo como tema principal la “Comparación de valores en derechos humanos entre Oriente y Occidente”. Chang Jian, director del Centro de Estudios sobre Derechos Humanos de la Universidad Nankai, indicó que el concepto de derechos humanos de China y Europa tiene un diferente origen cultural. El chino tradicionalmente toma al holismo y al sustento de las personas como lo básico, y su lógica va del país a la sociedad y, por último, al individuo. Lo que más le preocupa es cómo el país garantiza la supervivencia del pueblo y sus derechos económicos, sociales y culturales, sobre todo, los de aquellos grupos más vulnerables. Restringe la ejecución de los derechos individuales con sus obligaciones sociales y tiene fe en que el Estado ejercerá un papel positivo en la aplicación de los derechos humanos.
Por su parte, la cultura moderna europea antepone el individualismo y el liberalismo, y su lógica va del individuo a la sociedad y, luego, al país. Da prioridad a garantizar la libertad individual en la sociedad secular y los derechos civiles y políticos. Con los derechos individuales ejerce una restricción sobre las obligaciones individuales, mientras que con los derechos humanos limita el poder del Estado.
Por ello, ambos conceptos de derechos humanos tienen raíces diferentes y aún se encuentran en constante desarrollo, por lo que son aplicados de manera diversa. Como dijo el presidente Xi Jinping: “China siempre ha combinado la universalidad de los derechos humanos con la realidad de la era moderna, y la nación sigue un camino de desarrollo de los derechos humanos que encaje con sus propias condiciones”. Las prácticas también muestran que el camino chino ha sido fructífero.
China materializará el “sue?o chino” de la gran revitalización de la nación, que tiene precisamente como objetivo construir un país floreciente y fuerte, una nación vigorosa y un pueblo feliz. Para China, “en cuanto a la aplicación de los derechos humanos no hay lo mejor, sino solo que cada día sea mejor”. El pueblo chino no dejará de seguir adelante en su camino hacia la felicidad.